Se cumplen 22 años de la batalla campal entre La 12 y Los Borrachos del Tablón en Mar Del Plata.
Un aniversario más de un “fallido” acuerdo entre La Doce, Los Borrachos y La Policía, que finalmente provocó una serie de enfrentamientos entre las barras de ambos equipos, primero en las tribunas y luego en el playón dejando el escenario del fútbol en el olvido.
Con mucha certeza estamos hablando de uno de los incidentes más graves que se hayan producido en la historia de los populares torneos de verano en Mar del Plata. Sin dudas, uno de los más recordado. Estamos hablando del superclásico del 27 de enero de 2002, el día que Boca dirigido por el Maestro Tabárez le iba ganando 4-0 al River de Ramón Díaz pero aquel encuentro, a los 14 minutos del segundo tiempo, se suspendió en medio de una batalla campal pocas veces vista en la platea del Estadio Mundialista. Una batalla que no tuvo nada que ver con el resultado del partido sino con un arreglo enroscado con la Policía y un acuerdo previo de ambas barras que se hizo añicos.
Hay que remarcar que, tres días antes de este partido en La Feliz, este duelo histórico entre Boca-River tuvo un capítulo en Mendoza donde el “Millonario” ganó dicho partido por penales. Pero lo más importante no ocurrió en el el campo de juego, sino en el popular Sur del Malvinas Argentina. Ahí Los Borrachos del Tablón mostraron en el segundo tiempo cuatro banderas que le habían robaron a Boca hace un tiempo atrás. El robo de esas banderas no fue a “La Doce”, sino a pequeñas peñas y facciones que no supieron protegerlos. En los códigos de barras criminales, no importa quién esta en juego. Lo cierto es que La Doce tuvo la idea de vengar este insulto en la próxima reunión prevista para ese 27 de Enero en Mar de la Plata.
En una reunión previa en una estación de servicio de la localidad de Camet, en el ingreso a la Ciudad Feliz, los líderes de ambas barras fueron citados por el responsable policial del evento, en ese entonces por el comisario José Rivero. El operativo dispuesto para este partido de era esta vez de 1.100 policías, de los cuales 850 eran considerados adicionales y se pagaban aparte. La propuesta a los lideres de ambas barras era no generar disturbios y, a cambio, reducir la cantidad real de efectivos en cancha a 400. Los otros 450 pagados pero que no iban a concurrir se dividían el monto en tercios: uno para cada parte que conformaban este acuerdo. Se llego a un acuerdo entre las partes pero “La Doce” tenía otros planes.
Como venganza por lo ocurrido en Mendoza, la idea era bajar en un momento del segundo tiempo el telón propio y cuando se volviera a subir, se mostraran 14 banderas robadas a River, una por cada número con el que se identifican los violentos de River, y entre ellas la famosa de “Di Carlo presidente”, sustraída a Los Borrachos del Tablón en 1993.
El partido, más allá de la victoria abismal de Boca hasta entonces, se desarrollaba con calma. Pero a los cinco minutos del segundo tiempo algo la alteró: un infiltrado que Los Borrachos Del Tablón habían metido en la tribuna de enfrente llegó a avisar sobre la movida que se venía en un ratito. Entonces la barra de River decidió actuar, algunos hinchas pasaron de la popular a la platea con la idea de robar banderas de los socios de Boca ubicados en ese sector. Era la época en que aún se compartía ese sector de platea con una fila de policías custodiando el lugar e interponiéndose entre ambas parcialidades. En ese entonces, en vez de haber 100 policías uniformados haciendo presencia como era habitual, el responsable del operativo sólo había puesto 12.
Cuando los plateistas de Boca empezaron a ver lo que se les venía, sacaron sus banderas y se defendieron. De un lado y del otro se tiraban de todo mientras una gran parte de Los Borrachos del Tablón se metía al sector. La barra de Boca entendió que no había tiempo de bajar el telón ni de mostrar otras banderas, y menos de respetar el espurio pacto con la Policía. Se perfilaron al encuentro de sus rivales. Todo el tumulto comenzó a los 11 minutos del segundo tiempo y no lo apagó ni el cuarto gol de Boca, el de Carreño, que se produjo a los 14. Todo ese sector del Minella ya era tierra de nadie, con peleas cuerpo a cuerpo entre ambos bandos. Muchos hinchas y familias ajenas a tal enfrentamiento se vieron afectadas, la policía había actuado de forma negligente.
En la cancha no hubo víctimas fatales, pero sí en la calle, a los alrededores del Estadio. En la zona de la Rambla fue asesinado Fernando Palermo, hincha de Boca, atacado y acuchillado por la barra de River. Por este crimen se abrió una causa a cargo del fiscal Alfredo De Leonardis que no logró avances sustanciosos. En cambio, el proceso por los incidentes en la cancha lo llevó adelante la fiscal María de los Ángeles Lorenzo, que no procesó a ningún barra pero sí al comisario José Rivero, acusado de cobrar servicios adicionales no prestados en aquel acuerdo espurio en la estación de Camet, cuando un pacto incumplido terminó con uno de los incidentes más tremendos que se recuerden en Mar del Plata.